Pesadillas y terrores nocturnos en los niños: ¿cómo tratarlos?

Las pesadillas y los terrores nocturnos en los niños no son graves, aunque a muchos cuidadores se les rompe el corazón cuando preocupan a sus hijos. El llanto y las sacudidas del bebé durante el sueño dificultan el descanso de toda la familia. Por lo tanto, vale la pena tomar medidas para ayudar a su niño pequeño a superar estos trastornos. Sin embargo, los terrores nocturnos y una pesadilla no son lo mismo. ¿Cuál es la diferencia y cómo los tratas?

 

Pesadillas y ansiedad en los niños por la noche

Los terrores nocturnos de los niños se manifiestan con llantos, gritos, gemidos, movimientos inquietos en la cama y respiración acelerada. A veces, los padres notan que el niño pequeño tiene los ojos abiertos y, sin embargo, no es completamente consciente de lo que sucede a su alrededor, es imposible despertarlo. No reacciona a lo que se le dice, no actúa racionalmente. Un ataque de ansiedad de este tipo generalmente dura de varias a varias docenas de minutos.

Después de esto, el niño puede quedarse dormido inmediatamente y muy a menudo no recuerda que tuvo un ataque por la noche. Los terrores nocturnos aparecen en niños de todas las edades, tanto muy pequeños (6 meses ) como mayores (12 años). Sin embargo, según la investigación, el 40% de los niños pequeños lo experimentan cuando tienen entre 2,5 y 6 años.

A su vez, las pesadillas te despiertan del sueño. Los niños recuerdan lo que soñaron y suelen calmarse cuando un adulto está con ellos. Muchas veces, no quieren volver a dormir cuando se quedan solos o cuando está completamente oscuro.

Las pesadillas ocurren durante la fase REM (en la segunda mitad de la noche) y los terrores nocturnos aparecen poco después de quedarse dormido. Un niño que ha tenido pesadillas por lo general se vuelve inquieto por la mañana. En el caso de los terrores nocturnos, los padres que han presenciado el ataque están más molestos.

Las causas de los terrores nocturnos

Dado que las causas de los terrores nocturnos no se conocen por completo, es difícil prevenirlos. Es cierto, sin embargo, que no indican ninguna anormalidad en el desarrollo. Sin embargo, los factores que contribuyen a su aparición son:

  • falta de sueño del niño

  • fiebre alta

  • uso de ciertos medicamentos o cafeína

Los terrores nocturnos afectan con mayor frecuencia a los niños cuyos padres son sonámbulos o sufren (o han sufrido) trastornos del sueño. También vale la pena prestar atención a si su niño pequeño no tiene apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas o enfermedad por reflujo gastroesofágico, ya que pueden interrumpir el proceso del sueño.

Terrores nocturnos infantiles: ¿cómo ayudar?

Si su bebé está teniendo un ataque de terrores nocturnos, puede parecer muy difícil esperar y hablar con calma al niño pequeño. Si reacciona agresivamente al tacto, no lo obligues a abrazarlo o despertarlo.

Cuando sabemos que el niño camina por la casa durante la noche con miedo (el sonambulismo no ocurre con frecuencia), debemos retirar todos los juguetes del piso y asegurar las puertas y ventanas. La habitación debe estar preparada de tal manera que el niño no se lastime accidentalmente.

Para aliviar los terrores nocturnos, puedes limitar el tiempo que tu hijo pasa frente a la pantalla de una tableta, celular o televisor, especialmente antes de acostarse. Las pantallas no solo pueden interrumpir la secreción de melatonina (la hormona del sueño), sino que también el contenido inapropiado puede causar ansiedad.

También vale la pena introducir rituales calmantes: bañarse a una hora fija, leer libros, dormirse cerca de los padres o bajo la luz tenue de la lámpara.

Los especialistas también aconsejan despertar ligeramente al bebé unos 15 minutos antes de la hora en que suelen aparecer los terrores nocturnos. Luego, el niño deja de moverse, su respiración se normaliza y la fase de sueño cambia; a veces esto es suficiente.

Las causas de las pesadillas en los niños

Algunas de las recomendaciones para hacer frente a los terrores nocturnos también pueden aplicarse a aquellos pequeños que suelen tener pesadillas. Las pesadillas pueden provenir de:

  • experiencias que el niño experimentó durante el día

  • ver cuentos de hadas y películas no siempre adaptadas a la edad del niño

Los niños atormentados por las pesadillas también sienten ansiedad antes de quedarse dormidos, les explican a sus padres que los monstruos viven en el armario o debajo de la cama.

La prohibición de ver la televisión antes de acostarse, un baño tibio o leer cuentos de hadas le permiten acostarse a dormir. También puede ser útil un juguete de peluche: una muñeca, un osito de peluche u otro juguete querido que el niño pueda llevar siempre consigo, así como una lámpara o un proyector que iluminará suavemente la habitación. Sin embargo, si la pesadilla despierta al niño, no lo deje solo, lo ideal es que lo acompañemos hasta que se duerma.