¿Cómo combatir la obesidad infantil?

¿Te preguntas cómo ayudar a tu hijo a adelgazar? La clave del éxito es una dieta bien equilibrada, pero sobre todo la dosis adecuada de ejercicio. Deshacerse del sobrepeso, especialmente la obesidad, es muy difícil para los niños. Por lo tanto, preste atención a si su niño pequeño come comidas regulares y saludables y si pasa el tiempo activamente. ¡Recuerda que es más fácil prevenir que curar!
Los efectos del sobrepeso y la obesidad en los niños
La obesidad puede conducir a muchas enfermedades muy graves y crónicas. Se culpa al peso excesivo de causar diabetes tipo 2, accidentes cerebrovasculares, presión arterial alta, cálculos biliares y tumores malignos. La obesidad también afecta gravemente la condición mental, especialmente entre los adolescentes.
Las causas de la obesidad en los niños
Los niños con problemas de salud, por ejemplo, diabetes, trastornos hormonales, daños en el sistema nervioso, enfermedades determinadas genéticamente, o que toman ciertos tipos de medicamentos de forma crónica, pueden tener problemas para mantener un peso saludable. Sin embargo, tales casos son sólo el 5%. El 95% restante son niños sanos que, sin embargo, comen de forma inadecuada y llevan un estilo de vida menos activo.
Desafortunadamente, es triste admitir que los propios padres son en gran parte los culpables de esta condición. Y bastaría una dieta menos procesada, sin grandes porciones de grasas y azúcares, y una mayor dosis de ejercicio diario, para que el niño pequeño nunca se enfrentara al problema del exceso de peso.
Tratamiento de la obesidad infantil
Todas las enfermedades que resultan en un aumento de peso siempre deben ser analizadas a fondo por un médico. A su vez, los padres y un nutricionista infantil deben controlar de cerca a los niños sanos con un peso corporal anormal. Solo entonces existe la posibilidad de que el niño pequeño tenga una figura delgada.
Dieta para un niño con sobrepeso
Una dieta de adelgazamiento para niños debe basarse principalmente en verduras, frutas y carbohidratos complejos, como cereales, pan integral, pasta y arroz.
Cada niño pequeño, ya sea un niño en edad preescolar o un niño pequeño, debe comer 5 comidas al día, tres de las cuales (desayuno, almuerzo y cena) son más abundantes. En el medio, solo se permiten refrigerios saludables. Lo mejor son las frutas, los yogures sin azúcar, las mousses de frutas o un pequeño bocadillo con requesón.
Los padres deben ante todo prestar atención a qué y cómo come el niño. Comer sobre la marcha suele tener un efecto perjudicial sobre el peso corporal. Muchos productos preparados que se compran en los supermercados contienen edulcorantes, azúcares y grasas adicionales, aunque innecesarias.
Si queremos cuidar la figura saludable de nuestro hijo, no podemos permitirnos creer irreflexivamente en la publicidad o utilizar todas las promociones. Así que leamos atentamente las etiquetas con los ingredientes de los productos.
Sin embargo, los controles parentales por sí solos no son suficientes. Debemos enseñar al niño a comer alimentos saludables para evitar la situación de que cuando el padre no está mirando, el niño come papas fritas o chocolate con leche y tira una manzana o una zanahoria a la basura. ¡Cocinar juntos o divertirse cocinando es un buen comienzo!